Ante la extrema gravedad de la situación, el Sumo Pontífice decidió viajar a la Argentina, lo cual "configura -según se estimó en círculos vaticanos- un dramático gesto de paz sin precedentes en la historia del Pontificado Romano".
El Papa llegó a Buenos Aires el 1 de junio, permaneciendo en el país dos días, durante los cuales desplegó una intensa actividad que comprendió, fundamentalmente, una prolongada entrevista con la Junta Militar y con el presidente de la Nación, dos misas concelebradas por él mismo y los cardenales, que congregaron centenares de miles de Fieles. Una de ellas en Palermo y la otra, en Luján. Durante esos actos y otras apariciones ante la multitud, el Papa pronunció conmovedoras alocuciones en español, instando a toda la Nación a orar por la paz.
En el momento de disponerse a partir hacia Roma, el Sumo Pontífice mantuvo una conversación a solas con el presidente Galtieri, cuyos términos no trascendieron.
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